Después de la epidemia de pebrina que asoló España, entre otros países y que marcó para siempre la historia de la sericicultura en nuestro país, las larvas de la variedad Galera sobrevivieron por su fortaleza. En Italia la denominan raza de Almería. Sin embargo este no es el sorprendente fin de la historia de esta raza, pues en 1938 fue llevada desde España a la Stazione Bacologica Sperimentale di Padova, formando desde entonces parte de la colección italiana.
Parece ser que en España, la variedad se perdió y en la actualidad se podía encontrar en el CRA o la Unitá di Ricerca di Apicultura e Bachicoltura (Padova, Italia). Después de múltiples contactos por recuperarla, la CPSA, a través de su director, Francisco Xavier Jurado Torres, consiguió traerla de nuevo a España en Marzo de 2011. A los pocos días de llegar a España, una parte de los huevos llegaron a mi poder con el objetivo de criar y adaptar la antigua raza a nuestras condiciones ambientales.
Son muchas las características extraordianrias de esta antigua raza. La larva es completamente blanca aunque después de cada muda adquiere unos tonos amarronados o rojizos hasta que la piel vuelve a tensarse. Solamente una fina línea negra que va desde la parte posterior de la cabeza hasta la protuberancia es la única marca que ostenta. Además las falsas patas tienen una forma característica y es que están salidas hacia afuera, como si el gusano tuviese dificultades para desplazarse, dándole un aspecto de torpeza. Hasta la 3ª muda se podría decir que es una raza débil, pero una vez superada esta muda, el gusano adquiere un vigor y una fuerza extraordinarias.
En la última fase, antes de hilar su capullo, devora con ansia una cantidad exagerada de hojas de morera y es observable que cuanto más calor mejor es su adaptación. Finalmente llega el momento de la metamorfosis y su capacidad de sorprender no tiene límites.
Los capullos que presentan los Almería son extremadamente largos, de una uniformidad excesiva y de una tonalidad muy característica. La media de longitud de estos capullos es de más de 5 cm, ligeramente acinturados, como puede apreciarse en la foto, y en ocasiones algo abarquillados. El color amarillo pajizo o amarillo pálido es una constante y al tacto son capullos consistentes y duros. Incluso en algunos casos una de las partes acinturada es algo más gruesa que la otra. La diferencia entre capullos que contienen a machos y hembras es poco significativa y son bastante estrechos.
La sorpresa todavía no ha terminado pues las mariposas de esta variedad vuelven a maravillarnos. Lo primero que se manifiesta es que a la luz directa, sus alas tienen un color amarillento especial, característica que comparten con otras dos variedades de gusanos, y que en las alas tienen un circulito achatado negro algo diluido. Les cuesta bastante salir del capullo, pero no sólo lo consiguen sino que lo hacen a cualquier hora. Salen de noche, de día, de tarde y en cuanto están fuera de su envoltorio los machos muestran un vigor y una fortaleza fuera de toda lógica.
Las hembras no ponen todos sus huevos en una única puesta, más bien ponen parte y después vuelven a acoplarse con el mismo u otro macho para, seguidamente, poner otra cantidad más de huevos. Las hembras, pues, colocan sus huevos en 3 ó 4 puestas; mientras que los machos aletean con fuerza a todas horas.
Son muchas las características extraordianrias de esta antigua raza. La larva es completamente blanca aunque después de cada muda adquiere unos tonos amarronados o rojizos hasta que la piel vuelve a tensarse. Solamente una fina línea negra que va desde la parte posterior de la cabeza hasta la protuberancia es la única marca que ostenta. Además las falsas patas tienen una forma característica y es que están salidas hacia afuera, como si el gusano tuviese dificultades para desplazarse, dándole un aspecto de torpeza. Hasta la 3ª muda se podría decir que es una raza débil, pero una vez superada esta muda, el gusano adquiere un vigor y una fuerza extraordinarias.
En la última fase, antes de hilar su capullo, devora con ansia una cantidad exagerada de hojas de morera y es observable que cuanto más calor mejor es su adaptación. Finalmente llega el momento de la metamorfosis y su capacidad de sorprender no tiene límites.
Los capullos que presentan los Almería son extremadamente largos, de una uniformidad excesiva y de una tonalidad muy característica. La media de longitud de estos capullos es de más de 5 cm, ligeramente acinturados, como puede apreciarse en la foto, y en ocasiones algo abarquillados. El color amarillo pajizo o amarillo pálido es una constante y al tacto son capullos consistentes y duros. Incluso en algunos casos una de las partes acinturada es algo más gruesa que la otra. La diferencia entre capullos que contienen a machos y hembras es poco significativa y son bastante estrechos.
La sorpresa todavía no ha terminado pues las mariposas de esta variedad vuelven a maravillarnos. Lo primero que se manifiesta es que a la luz directa, sus alas tienen un color amarillento especial, característica que comparten con otras dos variedades de gusanos, y que en las alas tienen un circulito achatado negro algo diluido. Les cuesta bastante salir del capullo, pero no sólo lo consiguen sino que lo hacen a cualquier hora. Salen de noche, de día, de tarde y en cuanto están fuera de su envoltorio los machos muestran un vigor y una fortaleza fuera de toda lógica.
Las hembras no ponen todos sus huevos en una única puesta, más bien ponen parte y después vuelven a acoplarse con el mismo u otro macho para, seguidamente, poner otra cantidad más de huevos. Las hembras, pues, colocan sus huevos en 3 ó 4 puestas; mientras que los machos aletean con fuerza a todas horas.
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